Declaración preliminar.
Este informe observa la confidencialidad médico paciente,
no revela la identidad del mismo.
Se escribe con fines académicos.
Paciente: NN (o Reina C, como busca ser llamada)
Referido por el doctor: Aldo P. Loago*, su médico psiquiatra.
Patología del paciente: Trastorno bipolar asociado a megalomanía, con descuido en la medicación .
La demora. La paciente asistió impultualmente a la cita. Y yo su psiquiatra no entendía la razón de tal honor y me preguntaba: ¿Esta... ... ... pensará que soy el Rey de España? (Y sí, me sentía un pobre hombre recordando aquella vez que alguien nos hizo quedar para el orto en España cuando llegó a la hora que se le cantó a un encuentro con el Rey y autoridades españolas. "Y bueno-habrá (¿pensado?)- si se calientan, les estatizo una o dos empresas y que se jodan).
Detonante. Cuando por fin llegó le pregunté si había tenido avances en el control de la ira. Me miró se acomodó 534 veces el cabello, tendió la mano hacia mí como cuando un gendarme te pide detener tu vehículo, se acomodó nuevamente, varias veces más el cabello... y por fin me dijo "He llegado a periodos de 15 a 18, con tendencia a 20"
-¿Horas?- le pregunté ilusionado.
-¡SEGUNDOS!- me dijo casi gritando entre enojada y avergonzada (excursus académico: nótese cómo los bipolares siempre transitan entre dos aspectos o extremos)
Yo cuando la veo así me asusto como si fuera un abuelito amarrete que quisiera regalarle diez dolares a sus nietos en víspera de una cadena nacional.
Pero... un alivio inesperado: suena el teléfono alguien me dice: ¿Aldo P. Loago?- Yo respondo con convicción: SÍ. Y finalmente le concedo un turno al paciente que me ha llamado.
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Foto a modo ilustrativo - No identifica a la paciente. NN tenía esa rara expresión de"no-tomé-mi-rivotril" asociada a "me-descubrieron". |
Es que debido a esta megalomanía que en sus delirios de grandeza la lleva a mentir, he tomado la precaución del registro audiovisual.
Es decir que la paciente tiene un "monitor", una persona que está casi a diario con ella y me remite los registros de video o fotográficos necesarios para la consulta. Así enfrentándola con las pruebas miente menos, que sin las mismas.
Descenlace de la consulta. Un culmen fue enfrentarla a una fotografía en la que hablando a un grupo de personas, tiene la cara inconfundible de "no-tomé-mi-rivotril" asociada a "me-descubrieron".
Nada pudo decir, le echó la culpa (tipiquísimo en ella) a su mascota menos preferida a "Polio", dijo que la culpa de todo la tenía ese mono malo que le encajaron y que no puede sacarse de encima. (Nota clínica: culpa de todo a este mono "Polio", mientras ama a otros animales como un pingüino "Nestor", y un león marino "Anibal". Ya ven en sus delirios de grandeza tiene todo un zoológico, aunque un poco destartalado: ese león marino lleva sus bigotones bastante descuidados.)
Le reto y pone una mueca sonriente que no se la cree ni ella, me dice que eso que yo afirmo que es falta de medicación es una "sensación de falta de medicación", que me equivocó y que lo que digo no existe.
En fin, busco distraerme, leo mi nombre escrito en una pequeña placa sobre el escritorio: Aldo P. Loago.
Esperamos ansiosos un nuevo informe y ver cómo sigue la paciente.
*Nota. El Dr. Aldo P.Loago Ph D. es doctorado en psiquiatría por la Universidad de la Matanza (y bueno... ché a todos no les alacanza para Jarbar)
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